Tácticas para fidelizar clientes

La fidelización se considera el paso más avanzado dentro del proceso comercial, pues esto hace que los clientes se quieran quedar con la marca o la empresa, e incluso sean promotores de los productos y servicios.

El primer paso para conseguir la fidelización es lograr la satisfacción de los clientes. Saber escucharlos es algo que no suele tener muy presente la empresa, y esto puede ser la base para conseguir una relación duradera con los clientes. Si no hay satisfacción, difícilmente habrá fidelización.

El siguiente paso es en el proceso de venta, donde ambas partes sientan que están ganando con la operación. Si una de las partes se siente en desventaja, no va a volver a producirse una negociación entre esas partes. En el concepto de fidelización de clientes el factor determinante es la emoción, la experiencia satisfactoria del cliente.

Si se conocen las emociones que la empresa hace experimentar a sus clientes, se puede corregir lo negativo o potenciar lo positivo para obtener buenos resultados. Y solo cuando esa experiencia es positiva, se avanzará hacia la fidelización y lealtad de los clientes.
Pero tener clientes satisfechos no es condición suficiente para tener clientes fieles, pero sí es necesaria. Además de incentivar que los clientes permanezcan aún en los malos tiempos, también es bueno contar con elementos que le disuadan de alejarse; se trata de crear situaciones que hagan que el cliente piense mucho antes de dar por terminada la relación. Estas situaciones pueden ser de diferente índole:
Emocionales: cuando se basa en aspectos como la marca, la actitud y lo personal. La marca, por la relación directa con el producto, y se crea por los atributos funcionales y emocionales. Basados en la actitud, que se relacionan con la profesionalidad, habilidades, orientación al cliente, valores, cultura, capacidad de respuesta y actitudes similares por parte de la empresa. En este aspecto, juegan un papel muy importante las Pyme con vocación de servicio de calidad. Finalmente los que se basan en lo personal, que se produce cuando los clientes prefieren trabajar con personas específicas y lo hacen al margen de la empresa o entidad que estas representen.
Aprendizaje: se pueden concretar en elementos como las comodidades o por vínculos estructurales. En lo referente a comodidades, la empresa las crea de forma personalizada o aparentemente personalizada, superando así los niveles de servicio que puede dar la competencia. En cuanto a vínculos estructurales, los clientes están enlazados muy estrechamente a la organización en términos operativos y estructurales o integrados funcionalmente recurriendo a tecnologías que facilitan la interacción entre ellos.
En otro ámbito, una empresa se dirige al mercado de un nicho especializado, y adapta tanto productos como campañas publicitarias a los gustos y estilo de vida de este mercado. Los consumidores lo agradecen por medio de la lealtad y difusión las marcas con las que se sienten a gusto y sobre todo con las que se identifican. Por otro lado cuando sienten cierto rechazo o discriminación por parte de una marca, también se encargan de que todo el mundo lo sepa.