
PepsiCo, comprometido con el futuro del campo colombiano
El agro es un sector del que los jóvenes están escapando. Cada vez son menos las personas que se encuentran en las zonas rurales, fenómeno que se encuentra impulsado por la migración de las nuevas generaciones a las zonas urbanas. En este momento hay una crisis en las diferentes regiones agrícolas del país, pues según el DANE, la edad promedio de los trabajadores está entre los 50 y 60 años y No hay un panorama favorable en cuanto al relevo generacional.
Según el Censo Nacional Agropecuario, realizado por el DANE, en el país hay 2,7 millones de productores agrícolas, de los cuales, aproximadamente, solo 725.000 son residentes en el área rural dispersa y, de estos, solo 21% son menores de 35 años. Bajo este contexto, PepsiCo ha creado diferentes maneras para incentivar el trabajo en el campo y resaltar la importancia de contar con nuevas manos en estos espacios.
Hoy en día la compañía trabaja con más de 1.000 agricultores colombianos, invirtiendo anualmente cerca de USD $32.000.000 en agricultura. De esta forma, PepsiCo incluye a un gran número de asociados en su cadena productiva, potenciando las oportunidades en el campo nacional.
Adicionalmente, PepsiCo es el principal comprador de papa del país (65.000 toneladas) y uno de los principales de plátano (24.000 toneladas) y maíz (10.000 toneladas). Con estas materias primas produce algunas de las marcas más queridas por los colombianos, como Papas Margarita, DeTodito, Natuchips, Doritos, Choclitos, entre otras.
Enmarcadas dentro del constante trabajo de la compañía con el agro nacional, existen diferentes historias que reflejan su compromiso y que son hoy en día referentes del campo. Una de estas es la de la familia Rodriguez, habitantes de Ventaquemada, Boyacá, quienes en sus inicios distribuían semillas a las poblaciones aledañas a su municipio; vendían la cantidad necesaria para sostener el negocio y sus principales compradores eran quienes vendían en la plaza de mercado.
Desde hace más de 25 años, esta familia recibe el apoyo de PepsiCo para la creación de una empresa sólida de semilla certificada apta para la producción de Papas Margarita, las cuales son 100% colombianas. Esto llevó a que la empresa de la familia Rodriguez tuviera un notable crecimiento, llevando a que, actualmente, vendan 4,500 toneladas al año de semilla de papas y hagan parte del 4% de empresas que producen semilla certificada.
En el caso de esta familia, el apoyo de PepsiCo ha sido el motor de su negocio y les ha permitido soñar en grande, tecnificar el campo y hacer de este un mejor lugar para trabajar y mantener a los jóvenes.
“PepsiCo es el alma de esta empresa, si no fuera por ella, no hubiéramos crecido así, no tendríamos la certificación del ICA, nuestros procesos no funcionarían y no podríamos vender la papa que vendemos, ni en cantidad, ni en calidad”, comenta Jairo Rodriguez, integrante de esta familia de agricultores.
Hoy en día, esta empresa familiar ha recorrido 3 generaciones, superando todas las dificultades relacionadas con el relevo generacional. Jairo, quien desde pequeño vio a su padre trabajar con la papa, actualmente le comparte todos sus conocimientos a Sebastián, su hijo, quien ha demostrado interés y pasión por el agro. El sueño de Sebastián es acabar su carrera en la ciudad y volver al campo para devolver todo lo aprendido, y así continuar con el negocio familiar.
“Yo tomé la decisión de estudiar en la ciudad, para volver al campo con un conocimiento más amplio que me permita continuar con el negocio de mi familia. Yo estoy seguro que el trabajo en el campo tiene oportunidad de crecer y por eso, como me dice mi papá, nunca olvido ni mi pasado ni mis raíces y quiero trabajar por ello. ” – Aseguró Sebastián Rodríguez.
PepsiCo quiere hacer sostenible la actividad del campo, tecnificarla e incentivarla con herramientas que hagan mejor y más fácil el trabajo, que permitan que pequeños agricultores expandan sus negocios y formen parte de la cadena de valor de la empresa. A través de sus iniciativas, la compañía busca incentivar a las nuevas generaciones a quedarse trabajando por y para el campo, visibilizando el trabajo de las manos que cultivan los alimentos de todo un país.