No a la anulación de facturas

Las áreas contables de las empresas libran una lucha diaria para acabar con la práctica habitual de anular, modificar y volver a expedir facturas. Cualquier error en el proceso de facturación y modificaciones posteriores en los documentos ya emitidos, puede arrojar datos por duplicado u omitir información relevante que afecte a los informes financieros o fiscales.

 

Para los expertos, este mal hábito genera problemas y distorsiona la información financiera. Para quienes han estudiado los estándares internacionales, sostienen que anular o volver a expedir facturas ya emitidas puede provocar que los ingresos brutos se sobrevaloren o que se distorsione el indicador de devoluciones o anulaciones, incluyendo algunas correspondientes a ventas de períodos anteriores, entre otras cosas.

Pero además, la empresa puede presentar, de forma equivocada, el análisis de cartera y vencimientos, el flujo de caja puede verse afectado por el plazo adicional y, en términos legales y fiscales, no hay lugar para la anulación ni devolución, lo que podría generar sanciones fiscales.

Y es precisamente en el ámbito fiscal donde los expertos hacen énfasis acerca de los efectos que podría provocar esta práctica, pues se puede llegar a:

 

  • Extrapolar ingresos e impuestos de un período a otro.
  • Deducir gastos o costos que corresponden a periodos anteriores.
  • Posibles sanciones en renta por ingresos o rechazo de deducciones.
  • Posibles sanciones en IVA y por impuestos generados que no se pagan o que se descuentan sin tener el derecho.

 

Es claro que las facturas, además de una función jurídica comercial, tienen como objetivo el control y están presentes en la mayoría de las legislaciones fiscales para determinar los ingresos y sus efectos en la renta, y para establecer con certeza los impuestos y tributos que surgen de las transacciones que representan, ya sean el IVA u otros.

La diferencia entre la legislación fiscal y los estándares NIIF (Norma Internacional de Información Financiera), es que en la primera suele ser obligatoria la expedición de factura, mientras que en los segundos se establecen criterios de reconocimiento sin la obligatoriedad de un documento.

Por otra parte, uno de los principales aspectos que se debe tener en cuenta con la aplicación de las NIIF, es el proceso de facturación sin reconocimiento de ingresos y el reconocimiento de ingresos sin facturación, eventos totalmente diferentes que se pueden confundir, pero que deben ser controlados con la Norma Internacional.

Esto significa que se deben tener en cuenta una serie de factores que afectarían, directa o indirectamente, a la información fiscal y financiera de las empresas, independientemente de su tamaño.

Esa es la importancia de capacitarse sobre las NIIF, con las que se buscan la estandarización de ciertos procesos que faciliten el flujo de información, y un análisis comparado más preciso y ajustado a la realidad. Según los expertos, con estas normas, se presentarán más y mejores oportunidades en el mercado global y aumentarán el poder competitivo de las Pyme.

 



No a la anulación de facturas.

Las áreas contables de las empresas libran una lucha diaria para acabar con la práctica habitual de anular, modificar y volver a expedir facturas. Cualquier error en el proceso de facturación y modificaciones posteriores en los documentos ya emitidos, puede arrojar datos por duplicado u omitir información relevante que afecte a los informes financieros o fiscales.

 

Para los expertos, este mal hábito genera problemas y distorsiona la información financiera. Para quienes han estudiado los estándares internacionales, sostienen que anular o volver a expedir facturas ya emitidas puede provocar que los ingresos brutos se sobrevaloren o que se distorsione el indicador de devoluciones o anulaciones, incluyendo algunas correspondientes a ventas de períodos anteriores, entre otras cosas.

Pero además, la empresa puede presentar, de forma equivocada, el análisis de cartera y vencimientos, el flujo de caja puede verse afectado por el plazo adicional y, en términos legales y fiscales, no hay lugar para la anulación ni devolución, lo que podría generar sanciones fiscales.Y es precisamente en el ámbito fiscal donde los expertos hacen énfasis acerca de los efectos que podría provocar esta práctica, pues se puede llegar a:

 

  • Extrapolar ingresos e impuestos de un período a otro.
  • Deducir gastos o costos que corresponden a periodos anteriores.
  • Posibles sanciones en renta por ingresos o rechazo de deducciones.
  • Posibles sanciones en IVA y por impuestos generados que no se pagan o que se descuentan sin tener el derecho.

Es claro que las facturas, además de una función jurídica comercial, tienen como objetivo el control y están presentes en la mayoría de las legislaciones fiscales para determinar los ingresos y sus efectos en la renta, y para establecer con certeza los impuestos y tributos que surgen de las transacciones que representan, ya sean el IVA u otros.

La diferencia entre la legislación fiscal y los estándares NIIF (Norma Internacional de Información Financiera), es que en la primera suele ser obligatoria la expedición de factura, mientras que en los segundos se establecen criterios de reconocimiento sin la obligatoriedad de un documento.

Por otra parte, uno de los principales aspectos que se debe tener en cuenta con la aplicación de las NIIF, es el proceso de facturación sin reconocimiento de ingresos y el reconocimiento de ingresos sin facturación, eventos totalmente diferentes que se pueden confundir, pero que deben ser controlados con la Norma Internacional.

Esto significa que se deben tener en cuenta una serie de factores que afectarían, directa o indirectamente, a la información fiscal y financiera de las empresas, independientemente de su tamaño. Esa es la importancia de capacitarse sobre las NIIF, con las que se buscan la estandarización de ciertos procesos que faciliten el flujo de información, y un análisis comparado más preciso y ajustado a la realidad. Según los expertos, con estas normas, se presentarán más y mejores oportunidades en el mercado global y aumentarán el poder competitivo de las Pyme.