¿Más reformas tributarias?
Hasta ahora los colombianos están terminando de entender los alcances de la reforma tributaria, adoptada el diciembre pasado, y ya se está hablando de una nueva. Por lo menos este ha sido el mensaje que el Gobierno ha transmitido al hacer públicas las recomendaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha dicho en varias oportunidades que en materia de reformas tributarias el país va en un proceso gradual, ha habido avances en cambios estructurales como el desmonte de los parafiscales y del impuesto al patrimonio, pero aún falta.
“La OCDE nos ha dado una carta de navegación, unas ideas, lo que ellos quisieran ver en una reforma tributaria estructural, lo vamos a analizar con la comisión de expertos, y la idea es seguir presentando reformas tributarias”, explicó Cárdenas.
Pero para los diferentes sectores empresariales que representan a las Pyme colombianas, la reforma aprobada por el Congreso de la República está muy lejos de ser lo requerido en la realidad colombiana. Esto se debe a que el objetivo fundamental de las modificaciones propuestas es el aumento del nivel de recaudo y no un cambio de fondo en la estructura tributaria del país.
El Instituto Nacional de Contadores Públicos (INCP) ha analizado el impacto para la industria colombiana. Para ellos, uno de los temas importantes de la reforma es el renacimiento del impuesto al patrimonio bajo un nuevo nombre: “impuesto a la riqueza”. Renombrar de esta manera un impuesto ya conocido, no tiene otra finalidad que camuflarlo ante los contribuyentes que suscribieron contratos de estabilidad jurídica, lo que es altamente cuestionable desde el punto de vista legal.
Por otra parte, la reforma plantea una combinación entre impuesto a la riqueza y aumento del CREE a través de una sobretasa a este último gravamen. Esta situación, en el caso de la acreditación de impuestos en el exterior, puede resultar más conveniente para las empresas multinacionales con sede en Colombia. Sin embargo, es importante evaluar qué impacto tendrá en la inversión extranjera y en el sector empresarial del país, al pasar de una tasa nominal de impuestos (Renta y CREE) del 34% a una tasa que llegaría al 43%, convirtiéndose en una de las más altas de la región.
Con esta reforma también se intentan corregir algunas imperfecciones del CREE, impuesto creado con la Ley 1607 del 2012, pretendiendo que su base gravable sea igual a la del impuesto sobre la renta, lo cual conlleva un beneficio para los contribuyentes. No obstante, no se podría hablar concretamente de un beneficio cuando se permite bajar la base gravable pero se incrementa de manera considerable la tarifa del impuesto.
En definitiva, para el INCP, el Gobierno Nacional pretende hacer creer a la opinión pública y a los diferentes sectores de la economía que Colombia tiene un impuesto de renta del 25%, una de las tasas más bajas de la región, cuando en realidad se va a tener un impuesto de renta del 43%, conformado por dos impuestos que gravan las utilidades de las empresas, lo que seguramente va a golpear fuertemente los resultados de las empresas.