Las ?Victoria?s Secret? de mujeres de talla grande

La reconocida comediante Fabiola Posada y su amiga Gladys Acevedo, conforman una dupla de creativas empresarias que apostaron a demostrarles a mujeres de tallas grandes las razones por las cuales no deben esconder sus cuerpos. Atribuyen el éxito de sus tiendas a que han logrado suplir las necesidades de una clientela enfrentada, en algunos casos, a la discriminación.

La ?Gordita Fabiola?, una de las humoristas de peso pesado más queridas del país, fue víctima, quien lo creyera, de chistes flojos y de mal gusto por causa de su voluminosa figura. En su etapa juvenil ?cuenta una de las estrellas de Sábados felices?, fue objeto de lo que hoy en día se conoce como ?matoneo? o bullying (maltrato físico o sicológico deliberado). ?Me hicieron un chistecito que ni quisiera recordar. En una fiesta, un jovencito me invitó a bailar y en un momento dado me dijo: ¡Ah, tú sudas grasa! Me sentí incómoda, me dolió en comienzo, pero no me hizo mella porque siempre he tenido una personalidad fuerte. Me impongo sobre lo que sea. Hoy en día me miro al espejo y me digo: ?sí, gorda, llena de llanticas, celulitis y estrías, pero me siento bella??, sostiene risueña. Sin embargo, esa franca y cálida sonrisa solía desaparecer cada vez que visitaba un almacén de ropa. Se sentía frustrada. El calvario comenzaba cuando preguntaba: ?¿aquí manejan tallas grandes??. Había un silencio prolongado, luego advertía las miradas de ?arriba-abajo? de las vendedoras antes de escuchar la respuesta contundente: ?No, no señora, no hay?.

La destacada comediante no comprendía cómo era posible que en el mercado colombiano no existieran alternativas para mujeres de peso pesado a la hora de adquirir prendas de vestir. La solución a ese inconveniente, la hallaba cuando en sus giras artísticas viajaba al exterior, en especial a Estados Unidos, donde encontraba una gran variedad de productos.

Alguna vez se le pasó por la cabeza el sueño de idear una forma de apoyar a las mujeres ?gruesitas? como ella, que sufrían este tipo de discriminación, pero no atinaba a concebir la manera de lograrlo. Fabiola Posada confiesa que solo sabía echar chistes, ser comediante y, claro, darse a la gente.

 

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