La creatividad es un riesgo para las empresas, pero no hacerlo es un riesgo aún mayor

John Howkins, autor del libro The Creative Economy, fue uno de los conferencistas principales de ANDICOM 2017. En el cierre del encuentro, expuso su conferencia ?Creativity and the Future of Work?, en la que destacó que la creatividad y la innovación trabajan de la mano y tienen un impacto en el futuro del trabajo y desempeño de las empresas.

Howkins describe la economía creativa con base en tres principios:

Todo el mundo es creativo. Todos nacemos con imaginación, por ejemplo, a los niños les encantan las historias, imaginar, hacer muchas preguntas. A la edad de 3 a 4 años la imaginación es más libre y apasionada.

La creatividad necesita libertad. Para poder prosperar, se necesita la libertad de decir sí o no a una idea, ajustarla y modificarla un poco. La persona debe tener plena libertad en el proceso, de poder compartirlo a otros y buscar ayuda de otros.

La libertad necesita mercados. Libertad que permite sacar ideas al mercado con cierto valor.

Luego de definir la economía creativa en los tiempos actuales, enfatizó que la economía creativa no se trata de pequeños grupos de sectores especializados (como arte, diseño, entretenimiento, medios, innovación), ya que en todas las áreas hay creativos. ?La creatividad es de mentalidad, y ésta afecta cómo se trabaja, cómo se dan las relaciones en la empresa y con el trabajo. En la medida en que la creatividad y la innovación se vuelvan más generalizadas, va a ser un movimiento masivo en los trabajos y hoy en día todos quieren trabajar donde hay creatividad e innovación?, señaló Howkins.

Destacó también, que ?la creatividad es un riesgo para las empresas, pero es un riesgo aún mayor si toman un paso atrás y deciden que no quieren innovar. Las empresas que se alejan van a perder sus ingresos, su participación en el mercado y no atraerán talento humano para trabajar con ellos. El riesgo es alto, pero no hacerlo es aún más alto?.

Y con respecto a cómo el trabajo ha cambiado, Howkins señaló dos tendencias que han contribuido a ello: los individuos toman el control de los trabajos, que ya no es potestad de los directivos o de los accionistas; y adicionalmente, los empleados, especialmente los millenials, quieren saber si la empresa para la que trabajan tiene sus mismos valores y sus ganas de hacer cada día cosas diferentes, o de lo contrario se van.

?El poder yace en el cerebro de los individuos, ya que no está en los directores y accionistas, sino que debe estar en toda la organización, esto es liberador para los empleados y es un tremendo desafío para las directivas?, indicó el experto en economía creativa.