EMPRESAS DE FAMILIA: El estímulo de los destellos empresariales del niño

El espíritu emprendedor de muchas personas se desarrolla desde los primeros años de vida, potenciarlo hará que en el futuro haya cada vez más visionarios y empresarios exitosos.

¿Recuerda cuando intentó vender los trompos o cuando cambió la muñeca de pilas por una de trapo? ¿O cuando uno de los amiguitos del barrio le propuso comprar su par de patines por un valor equivalente al de un gancho corriente de tomarse el cabello? ¿O cuando simplemente vendió una de sus pertenencias (un juguete, los zapatos, el maletín, un lápiz, la lonchera) a cambio de algunas monedas o algunos pesos? ¿O, más aún, cuando estableció durante la semana empresarial escolar un puesto de dulces de guayaba, de refrescos o de galletas?

Es posible que usted no haya vivido ninguna de estas situaciones ni otras similares, pero también es probable que las haya vivenciado con bastante amplitud. Esto es lo que se podría denominar como Destellos Empresariales cuyo fuego y entusiasmo fueron apagados en la mayoría de las ocasiones con reprimendas y a veces hasta con castigos, algunas veces por los padres, otras veces por familiares (tíos, abuelos, primos) y en otras por los propios profesores de la escuela o el colegio.

Cuántas personas probablemente serían hoy empresarias si la huella que les dejó el primer regaño a una de sus iniciativas de negocio no los hubiera impactado negativamente. El que se hubiese esperando que los demás tomaran la iniciativa e hiciesen las cosas.

Cuántas personas estarían en mejores condiciones de vida de no haber sido por esa gran cantidad de â??No toquesâ?, â??No corrasâ?, â??No vendasâ?, â??No compresâ?, â?? No te untesâ?, â??No hablesâ?, â??No vayasâ?, â??No crucesâ?, â??No lo intentesâ?, â??No cambiesâ?, â??No huelasâ?, â??No gritesâ?, â??No molestesâ?, â??No hagasâ?, etc., que rodearon el ambiente familiar, social y académico de sus primeros años de vida y cuyas repercusiones trascendieron hasta la etapa adulta, para que después de mucho esfuerzo y toma de conciencia, pudieran volver a medio retomar algunos valores que prácticamente habían desaparecido de sus vidas.

El lector puede ponerse ahora ante la posición de ser el responsable de uno o varios niños, ya sea como padre de familia, como tutor o como docente. ¿A cuántos de ellos quizá les haya reducido su creatividad, la fe en su propio potencial, su inclinación a ser independiente, su iniciativa, sus rasgos de perseverancia y su espíritu combativo? Recuerde cuantas veces quizá haya hecho lo que a su vez le hicieron a usted, sin saberlo y sin mala intención, pero de todas maneras causando daño sin que se percatara.

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