El gerente que las Pyme necesitan

El buen gerente pyme es el que se preocupa por potencializar sus competencias desde la perspectiva de un líder, por reencontrar su parte humana, por focalizar sus objetivos y por emprender un plan de acción basado en su propio compromiso, mantener un equilibrio óptimo entre el trabajo y la vida personal y despojarse de patrones de comportamiento que bloqueen el alcance de las metas.

 

Para ejercer el liderazgo de manera eficiente, se debe desarrollar un «buen nivel de influencia» sobre el equipo de trabajo.

Para lograr este nivel de influencia, se relacionan a continuación algunas acciones que debe llevar a cabo el gerente:

Marcar la diferencia: los líderes toman decisiones con repercusión de gran alcance, lo que debe aprovecharse para inculcar valores y principios, no solo desde el punto de vista de un líder, sino desde la perspectiva de una persona cuyas palabras y comportamientos impactan en el resto de personas que tiene a su mando.

Fomentar el cambio: adaptarse al cambio es uno de los aspectos más difíciles para cualquier grupo u organización. Un líder eficaz asume el desafío del cambio y lo toma como una oportunidad para crecer. Cambiar es positivo y constructivo, y ese es el mensaje que el buen líder ha de fomentar entre su grupo.

Sacar lo mejor de cada persona: los líderes tienen la capacidad de motivar y promover la grandeza de otros. El grupo espera que le digan qué debe hacer, pero los buenos líderes reconocen las destrezas de su equipo y saca lo mejor de él. Son capaces de desafiarlo para que vaya más allá de lo que el equipo cree que es capaz de hacer.

Aumentar el rendimiento: el líder tiene la capacidad de aumentar el rendimiento de toda su organización, de una manera satisfactoria para sus trabajadores. No siempre las decisiones de los líderes son populares entre la organización, pero un buen liderazgo no significa escoger la decisión más popular, sino la más necesaria.

Ayudar a los demás: un buen líder dedica la mayor parte de su tiempo y energía a ayudar a sus trabajadores a tener éxito, a desempeñar mejor su función, a dar retroalimentación y proporcionar los recursos necesarios para que se dé una armonía laboral y personal.