
El cambio climático, un tema que preocupa a los inversionistas en el mundo
Cada vez más, los inversionistas están reconociendo que el riesgo climático es un riesgo de inversión. En efecto, el cambio climático es uno de los temas principales que los clientes alrededor del mundo comentan con BlackRock, señaló en una carta el CEO de la empresa de gestión de inversiones BlackRock, Larry Fink.
Desde Europa a Australia, de América del Sur a China, de Florida a Oregón, los inversionistas están preguntando cómo debieran modificar sus portafolios. Están buscando entender tanto los riesgos físicos asociados al cambio climático, como también las maneras en que las regulaciones climáticas impactarán precios, costos y demanda de manera transversal en la economía.
Estas preguntas están impulsando una profunda reevaluación del riesgo y el valor de los activos. Y dado que los mercados de capitales incorporan en sus proyecciones el riesgo futuro, veremos cambios en la asignación de capitales suceder más rápido que los mismos cambios al clima. En el futuro cercano – y más pronto que lo que muchos anticipan – habrá una importante reasignación de capital, señaló el directivo.
“Como fiduciario, nuestra responsabilidad es ayudar a los clientes a navegar esta transición. Nuestra convicción respecto a la inversión es que los portafolios que integran sustentabilidad -y el cambio climático- pueden brindar a los inversionistas mejores rendimientos ajustados por riesgo. Y, dado el aumento del impacto de la sustentabilidad en los retornos de las inversiones, creemos que la inversión sustentable es la base más sólida para los portafolios de nuestros clientes de cara al futuro”.
En una carta enviada a sus clientes, BlackRock anunció una serie de iniciativas para posicionar la sustentabilidad en el centro del enfoque de inversión. Entre ellas: haciendo de la sustentabilidad una pieza integral en la construcción de portafolios y el manejo del riesgo; desinvirtiendo en aquellas que presentan un alto riesgo relativo a la sustentabilidad, como productoras de carbón térmico; lanzando nuevos productos de inversión que filtren combustibles fósiles; y fortaleciendo nuestro compromiso con la sustentabilidad y la transparencia en nuestras actividades de investment stewardship.
En los próximos años, una de las preguntas más importantes será la escala y el alcance de la política pública respecto al cambio climático, que a grandes rasgos, definirá la velocidad con la que pasaremos a una economía de bajas emisiones de carbono. Este desafío no se puede resolver sin una respuesta internacional coordinada entre los gobiernos, alineada con los objetivos del Acuerdo de París.
Bajo cualquier escenario, la transición energética tomará décadas. A pesar de los rápidos avances recientes, todavía no existe la tecnología para reemplazar de manera rentable muchos de los usos esenciales que tienen hoy los hidrocarburos. Debemos ser conscientes de las realidades económicas, científicas, sociales y políticas de la transición energética. Los gobiernos y el sector privado deben trabajar juntos para llevar a cabo una transición que sea justa y equitativa -no podemos dejar atrás a partes de la sociedad, o a países enteros en mercados en vías de desarrollo, mientras caminamos hacia un mundo con bajas emisiones de carbono.
Si bien los gobiernos son los que deben liderar esta transición, las empresas y los inversionistas también juegan un papel relevante. Como parte de esta responsabilidad, BlackRock es uno de los miembros fundadores del Grupo de Trabajo Task Force on Climaterelated Financial Disclosures (TCFD). Somos signatarios de los Principios de Inversión Responsable de las Naciones Unidas, y firmamos la declaración del Vaticano de 2019 que aboga por las regulaciones de precios de carbono, que creemos son esenciales para combatir el cambio climático.
BlackRock se ha unido a Francia, Alemania y a fundaciones globales para establecer el Climate Finance Partnership, que es una de las múltiples iniciativas público-privadas para mejorar los mecanismos de financiamiento para las inversiones de infraestructura. Esta necesidad es particularmente urgente para las ciudades, dado que las múltiples piezas de la infraestructura municipal – desde caminos a alcantarrillados a transporte- fueron construidos para soportar condiciones climáticas que no se alinean con la nueva realidad climática. A corto plazo, algo del trabajo necesario para mitigar el riesgo climático podría generar mayor actividad económica. Sin embargo, nos enfrentamos al máximo problema de largo plazo. Todavía no sabemos cuáles de las predicciones sobre clima serán las más acertadas, ni cuáles de los efectos hemos dejado de considerar. Pero no podemos negar la dirección en la que avanzamos. Todos los gobiernos, las empresas y los accionistas deben enfrentar el cambio climático.
Los inversionistas, junto con los reguladores, las aseguradoras y el público en general, necesitan tener una visión más clara respecto a cómo las empresas manejan los temas relacionados a la sustentabilidad. Esta información debe ir más allá del clima a asuntos sobre cómo cada empresa se relaciona con sus múltiples stakeholders, abarcando temas como la diversidad de su fuerza de trabajo, la sustentabilidad de su cadena de abastecimiento, o qué tan bien está protegiendo los datos de sus clientes. Las perspectivas de crecimiento de cada compañía son inextricables de su capacidad de operar de manera sustentable y de rendir cuentas a todos sus stakeholders.