Cartas de los empresarios al Niño Dios

Llega un nuevo año y no se pueden dejar de sacar conclusiones, pero tampoco de hacer el listado de peticiones para 2017, y a quien mejor que al Niño Dios para escribirle lo que más se añora. Invitamos a los principales gremios del país a analizar cómo les fue en 2016 y a escribirle una carta a esta figura de la tradición Católica para que interceda por una ayuda celestial a la economía nacional.

A comienzos de 2016 los analistas vaticinaban  que habría nubarrones en la economía y que si  se conjuraban ciertos fenómenos esto podría oscurecerla todavía más. Si el camino se veía  cuesta arriba por el impacto del desplome en las cotizaciones de los hidrocarburos y de la  minería sobre los ingresos del Gobierno, ahora la senda parece más empinada.

Las noticias para cierre de año demostraron lo difícil que fue sortear los escollos y muestra de ello es que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas reconoció ?a finales de noviembre- que el crecimiento económico del país sería cercano al 2 %, desinflando lo dicho por el Banco de la República que apostaba por un 2,5 %.

Esta reducción es de impacto porque muchos analistas apostaron al iniciar año incluso por un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 3 %. Después de estos vaticinios iniciales, los voceros de 15 gremios del país hacen una mirada interior en los sectores industrial, comercial, de servicios y agropecuario, centrándose en las principales dificultades, así como en sus salidas, y nuevamente escriben sus peticiones al Niño Dios para el nuevo año.

EL DESACELERADO 2016

La palabra ?desaceleración? marcó el ritmo de la economía en 2016, lo dice el Banco de la República, Fedesarrollo y otros organismos, pero también lo reconocen los gremios consultados por Latinpyme, un fenómeno que se evidenció en Colombia, pero que es en parte consecuencia del comportamiento mundial.

La mirada del emisor es que el año estuvo marcado, además de la desaceleración, por las proyecciones de crecimiento mundial, por la caída de los precios del petróleo, los constantes incrementos de la tasa de interés para tratar de controlar los altos niveles de inflación que sobrepasan los rangos meta, la devaluación de la moneda nacional y la latente incertidumbre por los acuerdos de paz. En el caso del sector agrícola, a las variables macroeconómicas, se le sumaron, los efectos de un fuerte Fenómeno del Niño que a comienzos de año afectó  seriamente la producción y los precios de los alimentos.

A este balance, los gremios le agregan las consecuencias que conllevó el paro camionero, del cual algunos sectores aún no se reponen, los altos impuestos, y ahora con más temor por las consecuencias de la nueva Reforma Tributaria, y una infraestructura, aún débil, que no ayuda a Colombia a ser más competitiva, frente a otros países de la región.

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