
Apueste por una gestión eco-amigable
Entre las mejores prácticas que permiten movilizar a los equipos de trabajo, especialmente en períodos de cambio, está que su líder sea ejemplo y sepa trabajar con los demás.
Un gestor no debe centrarse en castigar el error, sino de considerarlo como una oportunidad para mejorar.
Las empresas viven cada vez más en un ambiente de gran turbulencia: el mercado que se desmultiplica en otros nuevos, líneas de producción o servicios que se traducen en nuevas ofertas, procesos y procedimientos que soporten y agilicen la ejecución de su propósito, la gestión de crisis cíclicas que plantean otros desafíos y, en consecuencia, personas cuya función se transforma y de quién se espera que asuman el papel de agentes de cambio.
En este contexto, los desafíos planteados al gestor son altamente exigentes, pues no basta hacer más, es preciso «hacer diferente». Y todos sabemos que «hacer diferente» es difícil y exigente porque nos obliga a salir de nuestra zona de confort y llevar a otros a hacerlo también.